El tiempo también pasa por los logotipos y las marcas envejeciéndolos. Las modas cambian, la estética evoluciona y antes de que una imagen de una empresa se quede obsoleta, hay que realizar pequeños ajustes que mejoren la presencia corporativa.

Para realizar un lavado de cara de una imagen no hay que esperar a que sea algo necesario. Cuando la necesidad de modernización de una marca es algo forzosamente evidente, entonces los cambios tendrán que ser más radicales y se pierde efectividad en el reconocimiento de marca existente.

El restyling es una opción de mejora en la trayectoria visual que se puede realizar como una renovación y progreso de la marca y que el público casi ni lo percibe. Se trata de mantener las bases y estética que hacen reconocible el logotipo, es indispensable mantener la idea original y provocar un sutil rediseño con cambios gráficos casi imperceptibles que optimizan el resultado final.

No existe un tiempo establecido para realizar los restylings, hay marcas que lo necesitan antes que otras. Cuando nosotros hemos diseñado la imagen corporativa de la empresa y entendemos el significado global de la misma, nos resulta mucho más sencillo saber cuando hay que optimizar esta imagen. Sin embargo, a veces, te llegan logotipos que no hemos expelido nosotros y el trabajo de actualizarlos es más complejo que si tuviésemos que hacerlos nuevos porque principalmente tenemos que entenderlos para mantener su originalidad y no tocar su esencia.

Una de las mejores razones por las que no se debe esperar para realizar un restyling es que ambas imágenes, la antigua y la moderna, pueden convivir simultáneamente en papelería, rótulos y todo tipo de material corporativo y la inversión del cambio se puede hacer de forma económica y progresiva.

Envíanos tu logotipo y te decimos si es el momento de hacerle un restyling.